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Recientemente he tenido la ocasión de echar un vistazo a las propuestas de FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) para conseguir un sistema público de pensiones sostenible, equitativo y transparente, y sinceramente, he de decir que algunos datos que se aportan en el informe me han dejado bastante preocupado.

Entre los datos inquietantes del informe, destaco el que dice que la ratio entre la población en edad de trabajar (entre 16 y 64 años) y la población mayor de 65 años pasará de, aproximadamente, 4 en la actualidad a 1,65 en 2050. Esto evidentemente supondrá un colapso de nuestro sistema de pensiones si no se toman las medidas adecuadas.

El Gobierno ha hecho algunas propuestas, que deberán ser debatidas y aprobadas en el Pacto de Toledo:

·         Alargar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años (madre mía, y nuestros vecinos franceses se quejan de que les quieren subir la edad de jubilación a los 62 años).

·         Ampliar el período de cálculo de las pensiones de los 15 a los 20 años.

·         Aumentar a 20 años el período mínimo exigido para tener acceso a una pensión (ahora son 15).

FEDEA va un paso más allá: sugiere que las pensiones han de calcularse sobre toda la vida laboral y que la edad de jubilación ha de ser flexible (dependiendo la pensión de la esperanza de vida en el momento de la jubilación)

En cualquier caso, y después de lo que ha pasado con el sueldo de los funcionarios (algo inconcebible hace algunos meses), no me cabe la menor duda de que, si no se reforman las pensiones, nos van a quedar cuatro duros (perdón, euros) cuando nos jubilemos. Por lo tanto, conviene ir mentalizándose de que es seguro que tendremos que trabajar más y cobrar menos cuando llegue el momento de nuestra jubilación.

David Espinosa Salas

Artículo de opinión (blogsalmoniesgregorioprieto)